Para abordar el problema, Sur Corporación de Estudios Sociales y Educación, con el apoyo del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC), realizó el Tercer Taller Internacional: del reacondicionamiento al reciclaje de PC, una oportunidad para Latinoamérica y el Caribe, que forma parte de la Investigación Aplicada sobre Reciclaje de Computadoras, la cual actualmente se está implementando en esta institución.
«Este es un proyecto regional y se eligió a Costa Rica como sede de la reunión porque se facilita la convocatoria de los interesados. En cuanto a las partes de las computadoras, el 75% de sus componentes se puede aprovechar, pero el 25% está compuesto de elementos peligrosos como el plomo y el cadmio, que causan daño al organismo», resaltó Teresa Silva, coordinadora del Proyecto Sur Corporación de Estudios Sociales y Educación, con sede en Santiago de Chile.
Esta iniciativa está explorando las oportunidades y retos ocasionados por el exceso de equipos en naciones industrializadas, su envío potencial -en tanto material obsoleto- a países de Latinoamérica, y las consecuencias ambientales de regulación y de mercado que esta transferencia puede implicar para el desarrollo de la región.
Los talleres de reciclaje desarrollados bajo este proyecto tienen como objetivo general producir un espacio de reunión internacional donde se genera, comparte y difunde información sobre el incipiente tema de reciclaje y reacondicionamiento de computadores en Latinoamérica. Se caracterizan por ser espacios donde se promueve el diálogo, lo cual ha permitido compartir la experiencia de más de 50 participantes de casi 25 países, tanto del norte como del sur.
La multisectorialidad, que es una característica de la problemática, también se refleja en este espacio de trabajo donde los participantes forman parte de los diversos sectores involucrados en materia política, social y académica, la industria y la sociedad civil. Además, estas iniciativas generan propuestas que articulen las lógicas de implementación de reacondicionamiento social de computadores, con las necesidades de tratamiento final de residuos electrónicos en Latinoamérica.
«Hay empresas en Estados Unidos interesadas en trabajar en América Latina, como Interaction, Computers for Schools, World Computer Exchange, World Reuse Repair & Recycling Association y RTC en Canadá», comentó Jim Lynch, director de Desarrollo de Reciclaje y Reuso de Computadoras de CompuMentos, acerca del interés que existe en países desarrollados, y que a su vez generan la mayor cantidad de basura tecnológica, para emprender esfuerzos destinados a la reducción de los desechos.
Estos proyectos exploratorios ya cuentan con avances en una producción concreta de conocimiento que permite identificar las particularidades del reciclaje y reacondicionamiento de computadoras personales en Latinoamérica. Sin embargo, quienes impulsan este tipo de iniciativas reconocen la condición incipiente de esta temática como una oportunidad de continuar trabajando para elaborar propuestas y construir en forma conjunta. Por ejemplo, a la fecha, pocas de las grandes empresas fabricantes de computadoras se han involucrado en estos proyectos.
Existen dos ejes que han sido recurrentes en este proceso y que pueden constituirse en una entrada concreta para la intervención en esta temática: el proceso inconcluso para el tratamiento de residuo electrónico en los proyectos de solidaridad y la ausencia de políticas e iniciativas sobre reciclaje electrónico. Aun así existen proyectos específicos, tal como es el caso de Argentina, donde con el apoyo de la compañía HP se han emprendido campañas de recolección de desperdicios tecnológicos.
Otra forma de reducir los desechos tecnológicos es a través de donaciones de equipos. Sin embargo, se requiere un mínimo de condiciones para que las instituciones u organismos interesados en recibir los equipos los acepten.
«Lo que les pedimos a las empresas es que si quieren donar computadoras, que las donen pero con una clasificación mínima de las características. No obstante, la mayoría de empresas no tienen un responsable ambiental que conozca sobre residuos tecnológicos, incluso entre los grandes fabricantes. Algunas empresas nos piden que destruyamos el disco duro por completo para evitar un mercado de reventa», explicó Gustavo Fernández, director de la Red E-Scrap/Ecogestionar, en alusión al tema de la información que queda almacenada en los dispositivos como discos duros, y si no se destruye por completo podría ser usada por terceros.
Además, se estima que tales propuestas deben incorporar criterios de prevención destinados a evitar el aumento de basura electrónica y asegurar un tratamiento final sustentable en los procesos solidarios de donación de computadoras (locales e internacionales).
Para avanzar en el logro de este objetivo se considera como referente el principio de Responsabilidad Extendida sobre el Productor (REP), es decir -quien contamina, paga- sobre el cual se organiza la mayor parte de la gestión de los residuos electrónicos en los países industrializados.
En este marco, se hace una propuesta de adaptación de la REP, que amplía las responsabilidades del tratamiento de residuo electrónico más allá del productor, e incorpora a otros actores sociales que participan en la implementación de equipamiento tecnológico en la región. Para esto se proyecta el tema de las donaciones de computadoras como un escenario emblemático y motor para la promoción del tratamiento final de la basura electrónica.
Es por eso que se propone un trabajo conjunto para diseñar un modelo de negocio social para el reciclaje en América Latina. Este modelo debe integrar las oportunidades económicas que ofrece el tratamiento de la basura electrónica con el desarrollo sustentable, considerando las condiciones socioeconómicas y culturales de la región.
Específicamente, se debe prestar atención a las necesidades de los sectores sociales vulnerables y a las organizaciones sociales que trabajan en el reacondicionamiento de computadoras. Esta propuesta tiene que prevenir cualquier impacto negativo en el medio ambiente.
La recolección de basura tecnológica puede llegar a ser un negocio muy rentable. A pesar de que la destrucción de este tipo de desecho implica el tratamiento de ácido sulfúrico y horneado, dependiendo del tipo de materiales que se pueda recuperar, el precio por tonelada aumenta.
«América Latina tiene mano de obra calificada en cantidad suficiente para la separación de residuos que se pagan más caro al estar seleccionados», agregó Fernández.
Esfuerzos locales
En el país existe la Estrategia Nacional para el Manejo Integrado Sostenible de Residuos de Artefactos Electrónicos. El desarrollo de la estrategia es coordinado por la Asociación Centroamericana para la Economía, la Salud y el Am¬biente (Acepe¬sa) con el apoyo de un Comité Nacional de carácter téc¬nico (CTN), integrado por representantes de los minis¬terios del Ambiente y Energía, de Salud y de Ciencia y Tecnología, la Cámara de Industrias de Costa Rica, la American Chamber of Comerce (repre¬sentada por la empresa Ricoh/Lanier), de la Cámara de Comercio de Costa Rica, el Instituto Tecnológico de Costa Rica, el Instituto Costarricense de Electri¬cidad y la Vidriera Centroamericana, quienes realizaron en 2003 el Diagnóstico de la Situación del Manejo de los Residuos de Componentes Electrónicos en Costa Rica.
El CTN ha conducido un proceso de discusión, de análisis y de consultas a representantes de diversas compañías y cámaras empresariales, con el fin de inte¬grar sus consideraciones en la propuesta de estrategia nacional, que se propone iniciar con el manejo de la línea gris (computadoras, impresoras, fotocopiadoras, escáner, cámaras digitales y celulares), para luego incorporar la línea blanca.
También el proyecto plantea promover acciones de información, sensibilización y educación a los usuarios de equipo electrónico para un manejo responsab¬le de estos residuos.
Negocio rentable
El precio de mercado de los desechos tecnológicos depende de cada país. Por ejemplo, en el caso de Argentina, por un contenedor de computadoras sin desmontar se pagan $65, la mezcla de piezas de desecho de circuitos impresos (IC chips) se paga a $4 mil y por la tonelada de tarjetas inteligentes y desechos SIM llega a $33 mil. El desecho de capacitores alcanza los 438 mil por contenedor.
El alto precio de algunos de estos desperdicios es porque ciertas partes están fabricadas con componentes que tienen oro, que se puede recuperar mediante procesos químicos.
Fuente: Gustavo Fernández, director de la Red E-Scrap/Ecogestionar