Corporación de Estudios Sociales y Educación
Santiago de Chile, miércoles 08 de mayo de 2024

La Nación Domingo: «Digitalización del boletín Hechos Urbanos. Crónicas de la pobla», por Jimmy Quintana

Manuales para colgarse a la luz y obtener agua potable, tomas y protestas. Por la pobreza, por la vivienda, por la dignidad, en fin, por la democracia. El boletín Hechos Urbanos -que a partir de esta semana está disponible en formato digital- capturó en terreno durante diez años, la dura vida poblacional de los ’80. Aquí, sus protagonistas atizan el brasero de los recuerdos.

Mucho quiltro moviendo la cola y corriendo de aquí para allá. Pobladores de zapatos gastados y llenos de tierra de tanto “aplanar” calles y pasajes sin pavimento. Muchos niños, jóvenes y adultos, en las calles, matando el tiempo, fuera de sus casas con rejas de palos, porque son chicas, poco acogedoras y no cabe la familia entera, o simplemente no se tiene un sillón, una cama, o peor, una casa. Aquí, en verano el sol pega más fuerte y en invierno la lluvia moja más. La vida es difícil en la pobla, para muchas familias parar la olla es una incertidumbre diaria. Si no se ayudan entre los pobladores, lo más seguro es que nadie lo haga. Así que el vecino y el vecino del vecino, son muy importantes, aunque sea para conseguir agua. Así sobreviven miles de familias en diversas poblaciones.

Todo lo anterior, multiplíquelo varias veces y súmele una represión que se respira en el aire, cuyo resultado es un gran anhelo de luchar por una vida digna y recuperar la democracia. Entonces tendrá una buena imagen de la vida poblacional en dictadura. Una imagen que fue capturada en el boletín de información y análisis Hechos Urbanos, publicado por la Corporación Sur, que para rescatar este trozo de la memoria de nuestro país, esta semana entregó al vicario de la Pastoral Social, monseñor Alfonso Baeza, y a los pobladores de las entonces tomas de terreno “Cardenal Fresno” y “Silva Henríquez”, la colección digital de los 95 números de Hechos Urbanos, publicados entre 1981 y 1990, los cuales están en su página web -www.sitiosur.cl- y además se pueden obtener en CD.

Hechos Urbanos constituye la crónica de un período duro para los pobladores de Santiago durante una década. Además de los acontecimientos urbanos y poblacionales, recoge la memoria de las luchas de sus organizaciones, las grandes tomas de terrenos, las masivas protestas, la represión militar, los terremotos e inundaciones que debieron afrontar, y bastante más. El boletín fue un medio de información para estos sectores, que a su vez nutrieron sus contenidos.Alfredo Rodríguez, arquitecto y director de la Corporación Sur, recuerda claramente el origen del boletín: “Nos dimos cuenta que un gran problema de los pobladores era su falta de información y de instrumentos de análisis. Además, nos pareció importante narrar qué pasaba realmente en las poblaciones. Y a través del boletín, nos convertimos en sus cronistas”. Una larga crónica que mes a mes llegaba gratuitamente a las manos de dirigentes poblacionales, estudiantes, curas y muchos otros, en las principales ciudades del país.

Los temas tratados fueron muchos, pero hay uno que hace que este arquitecto empiece a mover sus manos, realizando dibujos imaginarios que parece tocar, debido a la rabia que le produce el recuerdo del traslado de más de 150 mil personas de bajos recursos, a distintos sectores periféricos de la capital, durante la dictadura, “más que una erradicación, esa fue una `limpieza humana´ de las comunas con mayores recursos, como La Reina, Providencia y Las Condes, para preparar el terreno a futuras operaciones inmobiliarias”. Y aunque uno de los puntos centrales de Hechos Urbanos era la reivindicación de la vivienda, sus letras apuntaban mucho más allá, “El boletín contribuyó a que una protesta por una vivienda digna, en el fondo fuera un grito de exigencia de los pobladores por la democracia”, señala Rodríguez.

PERIODISMO EN LA POBLA

En la medida que el boletín fue creciendo y ganando importancia, se pasó del antiguo sistema de mimeógrafo con 400 ejemplares, al sistema offset que amplio el tiraje a 2.500, lo cual agradeció el sociólogo y editor de Hechos Urbanos, Alex Rosenfeld. “Era sacrificado, porque trabajamos mucho en terreno y al principio íbamos en micro a las poblaciones, muchas veces de noche. Fue un alivio cuando pude tener una citroneta”, relata Rosenfeld entre risas sinceras sacadas del recuerdo.

GANANDO TERRENO

Conseguir electricidad y agua era esencial para los pobladores. “Hicimos manuales de cómo colgarse a la luz, y cómo quitar el sello con que cortaban el agua”, recuerda uno de los colaboradores de Hechos Urbanos, Eduardo Valencia, quien fue Presidente de la Coordinadora Metropolitana de Pobladores, que en la dictadura agrupaba a pobladores con deudas habitacionales, de luz y agua. Pero a veces, el ingenio no era suficiente, como cuando a un vecino de La Pincoya le cortaron el agua por no pago. Otro vecino le convidó, hasta que a él también se la cortaron. La solidaridad se multiplicó hasta que toda la manzana quedó sin agua. Pero se produjo un incendio, “los bomberos no tuvieron de donde sacar agua. Se quemaron cuatro casas y murió un padre con sus dos hijas”, recuerda Valencia.

Valencia, quien fue obrero y hoy está próximo a convertirse en abogado, también lideró a miles de pobladores llamados “los sin casa”. Aunque sabían que al final terminarían en una toma, igual enviaban cartas al alcalde, a la señora Lucía Hiriart, y hasta al Papa. Muy pocas fueron respondidas. No quedaba otra que la toma. Y fueron cientos en el país. La más grande fue la “Cardenal Silva Henríquez”, ubicada en la actual comuna de El Bosque, y que reunió a más de 40 mil personas sin vivienda.

Tras reiteradas luchas con carabineros, que tenían órdenes de sacarlos del lugar, los pobladores empezaron a dar forma a su nuevo hogar; “al principio era un caos, carpas de frazadas, desparramadas por todos lados. Armábamos baños y lavaderos comunes, y con el tiempo hacíamos calles e instalábamos electricidad y agua”. Y también aparecía la solidaridad: ollas comunes con aportes de feriantes, universitarios que se ponían a la orden y la Iglesia colaboraba con mediaguas. Según Valencia, “ese espíritu comunitario era la mejor muestra de la efervescencia por democratizar el país”. Y toda esa realidad quedó plasmada en las páginas de Hechos Urbanos. Un documento histórico que capturó la dignidad y la pobreza de un sector, que sin represión militar a la vista, hoy sigue parando la olla en medio del polvo gris del neoliberalismo.


Fuente: http://www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/20050416/pags/20050416191507.html



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